El día de muertos ha llegado y,
Los indígenas en México sus ofrendas están preparando.
Ideas plasmadas con papel picado, fruta y palanquetas,
Nada extranjero y menos, huesos de los panteones zapotecas,
Dulces sabor cajeta, inspirados en el color de la piel morena.
Indígenas Amuzgos, Mayas y Tepehuas, adornan y se preparan para la cena.
Gentileza hay entre ellos, pero se olvidaron de invitar a la huesuda color yeso.
Enojada y despierta después de un largo sueño,
Navega por las aguas que unen ambos hemisferios.
Ayudada por sus remos y cargando un beliz muy lleno,
Yace a la orilla de la playa de un pueblo chiapaneco.
¡La muerte ha llegado!, anuncia un Tzotsil petrificado como muñeco,
Alertas los indígenas ponen, calaveras de dulce y un lindo chaleco,
¡Muerte bonita, muerte flaquita, te dejamos dulces para alimentar tu boquita!
¡Uy, yo vengo enojada y no quiero dulces; tampoco quiero que me digan flaquita!
Estoy aquí porque vi su festín, su linda celebración y no recibí invitación.
Riendo dieron el chaleco a la flaca, chocolate caliente y un poco de yaka.
Todo al final fue feliz, porque el beliz de la flaca traía maíz, cacahuate y anís,
Ella solo quería recordar, los lazos indígenas y la muerte de su amada amiga Yatzil.
Por: Ricardo Zoé Rodríguez Blas
Ilustración: Mayalen