Vida de otros tiempos: las calles de Luis González Obregón | Daniel Moreno

Entre hombres y ciudades abundan las similitudes. Muerto, un hombre, es el fantasma que dibujaron sus memorias, su obra y el recuerdo de quienes lo conocieron.

Kae Tempest

The Book Of Traps And Lessons

Por Sergio Embleton

Cuando todo lo que haya sea saber que sientes lo que estás sintiendo

Resiste

Pide a tus manos saber lo que

Mi viejo, el genocida

Por Amilcar Piccini

Al parecer un grupo de familiares había elevado una denuncia contra varios policías por delitos de lesa 

Danza

Por Francisco R. Mejía

Regresó su vista por donde creía haber venido; su mirada denotaba pequeños rastros de angustia y...

El poder de las mujeres y la transformación.

Por Georgina Quintero

Las mujeres han sido vistas como signo de debilidad, del mal, de lo que hay que excluir y destruir. Durante siglos se demostró que las mujeres no podían ser autónomas ni ...

Gastronomía de calle o de cómo los precandidatos creen que le saben

Por Miguel Vázquez

Inicia algo mínimamente parecido a una época electoral y todos los políticos se ponen a comer tacos en la calle, como lo haría un mexicano ...

La ausencia de su ausencia

Por Matías Bonora

Todas las ausencias  

se expanden en una misma presencia  

entre oquedades, recuerdos  

Cosecha

Por Alejandro González

Como si faltasen cementerios

alguien sembró uno

en duelo fértil

y ha florecido

y convocado temporeras

I poeti lavarano di notte

Por María de Jesús Tinajero

Los poetas trabajan de noche,

cuando el tiempo no los apremia,

cuando cesa el ruido de la multitud

y termina el linchamiento 

Figura que desciende

Tra. Victor Laureano Vega

I. Errante

Al crepúsculo salí a la calle.

El sol colgaba bajo en el cielo de hierro,

anillado con un plumaje frío.

Memento Mori

Por: María de Jesús Tinajero

Con un sonido sordo de sintetizadores distorsionados comienza el decimoquinto álbum de estudio de Depeche Mode, estrenado en marzo 

Silva al Sueño de Estacio. Una Súplica contra el Insomnio.

Tra. Luis Sarabia Jasso

¿Por qué crimen merezco, dulcísimo joven divino,

o por qué falta, pobre de mí